Opinión

La discapacidad en cifras. Nueva EDAD – 2020

Por Juan Manuel Rodríguez Póo, presidente del INE

01/06/2022

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) se concibió para promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente.

Y la aprobación en 2015 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha supuesto un gran paso hacia adelante. La Agenda 2030 pretende “No dejar a nadie atrás”, llegando a todas aquellas personas necesitadas y marginadas, a fin de responder a sus problemas y vulnerabilidades específicos.

Tanto la CDPD como la Agenda 2030 generan una demanda sin precedentes de datos desglosados para analizar los resultados y hacer un seguimiento de los progresos.

Asimismo, la nueva Estrategia Española sobre Discapacidad 2022-2030 sigue la estela de la UE para el período 2022-2030. En el texto del borrador se contempla, como en la anterior, una línea de actuación sobre la necesidad de disponer de datos y estadísticas en todos los ámbitos que desagreguen la realidad de la discapacidad para conocer la realidad y poder aplicar políticas basadas en la evidencia.

En este contexto, España es uno de los países que explora estadísticamente con mayor detalle el mundo de la discapacidad. En la UE solo Francia e Italia han optado por encuestas específicas de la envergadura de las españolas.

La estadística oficial, y en particular el INE, se viene ocupando de investigar la discapacidad desde hace más de tres décadas. Hemos realizado cuatro encuestas específicas que han supuesto un referente en la medición de la discapacidad al cuantificar y permitir conocer cómo ha ido cambiando la realidad de las personas con discapacidad a lo largo de casi 40 años.

En 2007 entró en vigor la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia (LAAD) que se configuró como la nueva modalidad de protección social y amplió y complementó la acción protectora del Sistema de Seguridad Social y por ello, era preciso tener una visión global de las necesidades de ayudas y apoyos de las personas en situación de dependencia. En 2008 la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (más conocida por EDAD) contribuyó sin duda a dar respuesta a esta demanda de información y tuvo gran repercusión para el desarrollo de la ley.

Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde la EDAD-2008, los cambios producidos en la población desde entonces y considerando la alta demanda política y social, el INE ha realizado en 2020 una nueva EDAD que ha generado una gran cantidad de información.

Los resultados reflejan que 4,32 millones de personas de 6 y más años residentes en hogares afirmaron tener alguna discapacidad. Esto supone un 9,7% de la población de 6 y más años. Entre los menores de dos a cinco años, 65,9 mil manifestaron algún tipo de limitación, un 4,0% de este grupo de edad.

Entre los factores que influyen en la aparición de la discapacidad, el sexo y la edad son determinantes. La discapacidad aumenta a medida que avanza la edad llegando al 74,3% entre las personas de 90 y más años y afecta casi un 40% más a las mujeres (11,2%) que a los hombres (8,1%), aunque hasta los 34 años los hombres tienen mayor probabilidad de tener discapacidad. A partir de esa edad la situación se invierte hacia una mayor propensión de las mujeres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por otro lado, el mapa de la discapacidad en España refleja que Galicia (116,5), Canarias (115,0) y Castilla-La Mancha (111,4) tienen las mayores tasas de discapacidad en contraste con Illes Balears (79,0), Comunidad Foral de Navarra (79,6) y Comunidad de Madrid (80,7, que tienen las más bajas.

Respecto al año 2008, la tasa de discapacidad aumentó un 8,1% y este aumento se concentró únicamente en la población más joven, de 6 a 24 años. En el resto de edades disminuyó, lo que unido al aumento en los últimos años de la esperanza de vida en buena salud, significaría una compresión de la discapacidad, es decir, que el número medio de años desde que aparece la discapacidad hasta el final de la vida va decreciendo. En efecto, aunque el número de personas con discapacidad haya aumentado en más de medio millón de personas, este crecimiento se ha producido a un ritmo más lento que el envejecimiento de la población. Por otra parte, la esperanza de vida en buena salud a los 65 años ha aumentado a un ritmo mucho mayor que la esperanza de vida a esa edad.    

También existen diferencias según el tamaño del municipio en el que residen las personas con discapacidad. El 6,7% de las personas que viven en capitales de provincia o municipios de más de 100.000 habitantes tiene discapacidad, el 8% de las que viven en municipios de 50.000 a 100.000 habitantes y el 14,4% de quienes residen en municipios de menos de 20.000 habitantes.

Todos los tipos de discapacidad afectan más a las mujeres y los problemas de movilidad son los más frecuentes.  El 55,7% de las personas con discapacidad tiene dificultades importantes de movilidad, el 46,5% tiene problemas relacionados con la vida doméstica y el 31,6% con las tareas del cuidado personal.

Además, la encuesta ha preguntado sobre la ceguera y la sordera. 109,5 mil personas manifestaron que son ciegas o solo distinguen luz y oscuridad, y 130,0 mil sordera total.

Por otra parte, el 22% de las personas con discapacidad indicó tener 4 o más discapacidades. Por tipo de discapacidad, casi 8 de cada 10 personas con problemas de aprendizaje, aplicación del conocimiento y desarrollo de tareas manifestó tener además 3 o más discapacidades de otro tipo y 7 de cada 10 en el caso de personas con dificultades relacionadas con interacciones y relaciones personales y con problemas de comunicación.

Sobre las causas de la discapacidad (las deficiencias), las más frecuentes fueron las osteoarticulares: el 33,2% de las personas señalaron estas deficiencias como causa principal de sus discapacidades. Pero las deficiencias que originan un mayor número de discapacidades fueron las mentales: casi un 60% de las personas que declararon una deficiencia mental como la causa principal, tenían 4 o más discapacidades.

Por otra parte, 83,8 mil personas con discapacidad dijeron que tenían diagnosticado un trastorno del espectro autista y 32,0 mil, síndrome de Down.

 

En cuanto a las ayudas, 3,3 millones de personas recibían algún tipo de ayuda técnica, personal o ambas y las mujeres accedieron proporcionalmente a más ayudas: el 78,2% frente al 71,8% de los hombres.

Cerca de la mitad de las personas con discapacidad indicaron recibir cuidados o asistencia personal y la mitad de ellas, es decir el 25% de las personas con discapacidad, señalaron que eran atendidos durante ocho o más horas diarias.

La Encuesta también ha investigado las características de las personas cuidadoras y los problemas derivados de prestar esta atención.

El 63,7% de las personas cuidadoras eran mujeres y el 68,2% residía en el mismo hogar que la persona con discapacidad.

El perfil más frecuente de la persona cuidadora fue una mujer de 45 a 64 años, que residía en el mismo hogar que la persona a la que cuidaba.

La figura del cuidador principal según la edad de la persona con discapacidad varía. Entre las personas de 6 a 44 años la figura más frecuente es la madre; entre 64 y 69 años, el cónyuge o pareja; en el grupo de 75 a 79 años también es el cónyuge o la pareja seguida de las hijas, y en la población de más de 80 años la figura más frecuente es una hija.

Las personas que prestan los cuidados sienten algunas dificultades para desempeñar las tareas. Además se ven afectadas en su salud y su vida personal.

La principal dificultad que encuentran es la falta de fuerza física para realizar los cuidados (una de cada tres personas cuidadoras). En cuanto a las consecuencias para su salud y su vida personal, el 64,2% ha visto deteriorada su salud, el 43% ha tenido problemas profesionales y económicos derivados de los cuidados, el 77,8% no tiene tiempo para cuidar de sí misma y el 67,7% ha tenido que reducir su tiempo de ocio para atender a la persona con discapacidad.

Si hablamos de prestaciones sociales, 1,13 millones de personas habían recibido algún tipo de servicio social en los últimos 12 meses. Los servicios más frecuentes fueron los de teleasistencia (635,1 mil personas) y los de ayuda a domicilio (505,4 mil personas).

El 23% de las personas que necesitaba algún servicio social y no lo había recibido indicó como motivo estar en lista de espera.

Y por último, los gastos más frecuentes relacionados con la discapacidad en los últimos 12 meses fueron los medicamentos (63,1% de los hogares en los que residen personas con discapacidad), las ayudas técnicas (31,9%) y los tratamientos médicos, terapia o rehabilitación (26,4%).

Otras cuestiones muy relevantes para conocer la realidad de las personas con discapacidad desde la perspectiva del derecho a la igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad también han sido investigadas en la EDAD y la referencia a estos resultados quedaron ya reflejados en la nota de prensa que publicó el INE el pasado 19 de abril y en las tablas difundidas en la página web del INE.

Por último, destacar que, en la Unión Europea, conscientes de la importancia de la medición de la discapacidad, pero dándose cuenta del elevado coste que operaciones como la EDAD tiene para los estados, han promovido soluciones más pragmáticas y de menor coste como la introducción de variables comunes en un amplio abanico de encuestas sociales.

En el caso de la EDAD, la metodología utilizada ha incorporado importantes mejoras respecto a la de 2008: se ha optimizado el método de recogida combinando entrevistas directas con aprovechamiento de datos administrativos, se ha utilizado un diseño muestral más eficiente mediante el uso de información administrativa (que se utilizará también para dar estimaciones provinciales mediante métodos de áreas pequeñas) y se han reducido las respuestas proxy al contar con el cuestionario traducido a lectura fácil, lo que favoreció que personas con discapacidad intelectual, personas mayores con deterioro cognitivo u otras personas con dificultades de comprensión pudieran realizar directamente la entrevista.

Al igual que otros muchos ámbitos de medición estadística, el futuro de este tipo de operaciones sociales estará ligado al uso cada vez más intensivo de registros administrativos. Ello no quiere decir que se renuncie a hacer encuestas personales. El reto estará en buscar la mejor integración de encuestas y registros de cara a mejorar la eficiencia estadística.

Para saber más:

INEbase/ Sociedad / Salud: Encuestas de discapacidades

https://ec.europa.eu/eurostat/web/equality/data/database: Discapacidad en la UE

http://www.who.int/classifications/icf/: Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud

https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/: Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible

https://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf: Convención sobre los derechos de las  Personas con Discapacidad

https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INEPublicacion_C&cid=1259926137287&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout&param1=PYSDetalleGratuitas&param2=1259926360363&param4=Mostrar: Esperanza de vida y esperanza de vida en buena salud.